"Desespero al elegir una palabra,las demás se me ofrecen como putas."

martes, 16 de diciembre de 2014

Y este mundo de palabras que no me ata, que me rodea y me suelta.
 Y ese árbol que no existe y nunca estuvo frente a mi casa.
Y el flotar suelta en el espacio de mi mente donde las amarras ya no sirven.
Y lo que hasta ayer me unía y hoy me desune, y todo aquello en lo que por años creí y perseguí y hoy no me sirve.
Y tantas preguntas que quedarán sin respuestas y miro con horror que he aprendido a vivir sin esas respuestas.
Y todos los lazos con los que me he sentido atada y ya se han soltado.
Y mi alma suelta de a poco el lastre y asciende sin un rumbo conocido.
Y me dejo estar ahora ya así sin esperar nada ni a nadie, y puedo aceptar un mundo sin ataduras porque mi ser va dejando de ser para existir por fuera de mi y dejarse llevar, o acaso siempre, fue así. Un punto no basta para decir basta, sólo para comunicar que algo termina y no se cómo atrapar el sentimiento que genera la impotencia, quizás me diluyo en el pensamiento informe.
Quizás todas las certezas de antes se derribaron y ya no son fortaleza y donde hubo un muro hay el aire que rodea y no.
Protege, no cobija y el dolor de lo que ya no es nos invalida suavemente, y la pérdida ya no es perdida sino la nada.
Un abismo abstracto, aunque por fuera aún creemos ver hilos que tejen, pero destejen y cubren de sentimiento las cosas más anodinas.
Sientes que has dejado de vivir sin un propósito y vives con todos, y se hunden en ti y se expulsan de ti, como el tiempo que no puedes atrapar y cuando por un instante estás sola en ti, a tu alrededor se abre la boca inefable que te traga.
Sientes que no podrás poner en algún lugar lo que sientes, que ya no hay espacio que te contenga y aunque quieras gritar no salen los sonidos y nadie te escucha y vociferas aterrorizada, pero no importa porque tu dolor no lo contiene nada, ni las palabras, ni tu boca, ni tu alma, se ha desprendido de ti y de ellos.
Envejeces, tratando de aceptar de que el agua no se escurra de las manos como las palabras de la boca, o como el aire se vuelve enemigo y toses, expulsas, pero sabes que sin él no sentirás nada y te asusta el no sentir nada y que los significados que hasta ahora fueron, y ahora nada, y no puedes decir que no te escuchan, pero lo que escuchan no es lo que tu dices, y te golpean si te devuelven.
Sin alarma, compruebas que ya no hay viajes que desees, que se han retirado sin que advirtieras y las pocas palabras que se sueltan en tu mente sólo repiten una y otra vez la misma idea de la pérdida, o quizás que no hubo donde pensaste que hubo y sólo fue un engaño, un trampa-mente que sirvió para atravesar la vida sin tanto dolor de saber que no existen ,el mundo que creaste no existe y no puedes culpar a nadie, como nadie estuvo contigo cuando lo creaste ellos nada saben, no puedes culpar a alguno de tus ilusiones, las creaste para ti, y si ahora caen no serán del otro, y también con eso aprenderás a vivir. Que el engaño que forjaste no fue de hierro sino de ensueño. C.M

ELLA

Ella siempre estuvo en el mismo lugar, yo la miraba en mis sueños y era hermoso pensarla incorruptible. Seguía allí, pero los árboles no, sus paredes mecían mi sueño pero las plantas se habían secado. La galería de blanco y marrón perfila en su frente, su número aún nos mira y quise robarlo pero no me animé. Alguien puede decirme porque mis sueños la buscan en la noche, y porque raspo mi cara en su costado, porque yo no lo se.  Ella persevera, eso sé, ya no frecuentare su recuerdo, hay un extravío en persistir . No fatigare mis sueños.
Texto y Foto; Cecilia Maidana
Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro, probablemente está demasiado oscuro para leer. Groucho Marx

domingo, 6 de julio de 2014


 DE UNIVERSOS BRUTALES

Piel de Angora

La cara de ella era toda suavidad, blanca como la pelusa de angora, si uno la besaba olía a caramelos de vainilla o tal vez a trampa.   Todos, creo, entrábamos en esa trampa solapada de chocolates, café con leche y tortas fritas. Otro olor era a humo, provenia del brasero en un rincón del patio, hacia arriba una columna negra pintaba la pared, allí cocinaba  aunque poseía una cocina normal como cualquier persona ella se agachaba, resoplaba y soplaba sobre el carbon encendido.
Sus ojos eran una incógnita para mi corta edad; brillaban , eran negros e insondables, me sumergía en ellos pero ni bien pisar el umbral recibía el recchazo, no había cabida en ellos.
Mañanas incontables era enviada a su casa, aun no he descubierto el porque, quizás era un intento para que nos amara, pero había otras cosas en su corazón y no era el amor.
La casa era gigante,con varias habitaciones, patios y secretos, ocasionalmente todo podía ser simple, pero siempre persistía en mi la inquietud de lo forzado, acaso no era mi lugar y lo sabia.
La habitación de ella era casi prohibida pocas veces pude atravesar la puerta, cuando lo hube logrado  finos hilos surcaban cortando el aire ,cortando el desplazamiento, en su mesa de luz los cisnes reposaban en cajas de finos polvos de colores rosados ,por lo demás una dureza , una ausencia de objetos incitaban al olvido.
Prefería estar en el patio donde un granado me seducía  y tomaba de sus colgajos unas granadas galaxias veteadas de mil puntitos de colores,brillante y de piel lisa, y una corona de reina por donde introducía un dedo y la partía en dos, violando su intimidad y sin embargo no podía sustraerme a la voluptuosa sensación de penetrarla.
Se abría a mi fuerza la ternura de su carne, se volcaba en la violencia del acto, los granos rojos  saltaban de sus celdas blancas, con presteza apoyaba mi boca en esas pequeñas heridas oscuras y absorbía con la lengua esos diamantes rojos blandos de sangre que estallaban en mi paladar, ahíta de sabores, con las manos sangrantes apretaba lo que quedaba de forma y lo volvía un amasijo  informe  de cascara, pulpa y leche rosada. Como un primer amor la fruta había despertado el deseo infinito, en lo sucesivo solo alucinaría ese primer encuentro.
Ella entendía y me dejaba tranquila abusar del árbol que me había adoptado, limpiaba mis manos pegajosas y calientes, el rostro transformado en mascara y me invitaba a irme saciada y feliz.
No había otras plantas en su casa, ella había sufrido y ya no deseaba amar nada que pudiera desaparecer o perderse. A veces como un milagro la veía sonreír y los pómulos saltaban hacia arriba felices de que los ocupara y les imprimiera  movimiento. En su cara se había instalado la quietud, practicaba la paciencia gestual, se ausentaba la sonrisa y el gesto pétreo ocupaba su lugar.
Aun así fuimos artífices de momentos entre ella y yo, algunas veces podía ser graciosa sin gracia, sus palabras no eran rebuscadas, era hija de la pobreza y las voces de sus ancestros  poco le habían legado. Sencilla, a veces vulgar o dura, sin eufemismos , no le correspondía cambiar su herencia, repetía lo aprendido con una fe enternecedora.
Ajenos a sus sueños, ni Alicia en el país de las maravillas, ni Mil leguas de viaje submarino, su vida era un barco sin piloto que fuera al azar de las olas, hasta alcanzar un puerto seguro .
No se puede no llegar a ningun lado y ella espero paciente. Muertes y bodas se sucedieron, partos y crías. Construyó con restos de un naufragio un lugar donde habitar y aunque  ya no estuvo sola partía  de tanto en tanto como poseída por su rio interior.
Así la conocí y ella a mí, tengo fe en que de algún modo nos gustamos,  pero era demasiado tarde para  ella y demasiado temprano para mi, lo demás es vida.
C.M.
Junio 2014

viernes, 27 de junio de 2014

DE UNIVERSOS BRUTALES

El mundo subterráneo

Debajo de la tierra hay un mundo, ella lo descubría con su palita, era un regalo de Navidad y era su compañera.
El jardín perforado como queso  gruyere le había valido una diatriba feroz de la tía. No se quejaba porque en desafío conocía  nuevas especies de cien pies , algunos con zapatitos de cristal trasparentes y otros de patas peludas como los ogros, que desaparecían  bajo su mirada en lo hondo de la tierra. Y no se quejaba porque de la boca granate de la tia brotaban nuevas palabras difíciles que no conocía, y cosas que sonaron peligrosas para su integridad. Igual a ella  le gustaron palabras como: Argela, beatifica, insurgente, sediciosa, conspiradora y cínica. Ella le dejaba estupefacta y la presunción de su futuro era que ¡No llegaría a nada por lo taimada que era!
Despues de aquello se abstuvo de reincidir en su continuo profundizar de la tierra,  necesitaba tranquilizar los ánimos, era irrefutable que cierto sector del jardín había quedado peor que tierra baldía, pero a cambio había descubierto unas lombrices tan grandes y brillosas que el abuelo se las compro para ir a pescar, lo que había  renovado su ansiedad de reconocimientos.
Amanecía con felicidad, imaginando  un ejercicio que la dejaba exhausta, descubrir lo oculto sin tener que soportar la incertidumbre, ansiosa corría a otros lugares menos visuales como buscando ciudades prohibidas enterradas y probaba si la hoja de su pala se hundía con presteza o debía hacer esfuerzos, si era esto último abandonaba porque era perezosa, y hacía un relevamiento de los rincones de aquel infinito patio, para su fortuna la infame vigilancia era olvidada rápido si no se dejaba sorprender
Aquella mañana asistió a su clase de piano,  se calzó las botas de goma azul olvidadas por su hermana mayor  y que había heredado feliz  de poseer parte de su historia. Ahora  para la gloria de la antropóloga- bióloga que era le venían bárbaro, pues de esa manera no ensuciaba los zapatos negros con presillas que  usaba con los zoquetes blancos, con puntillas de nieve  que la abuela tejiera como una arañita primorosa .

Había  soñado practicaría la excavación cerca del galpón , era el reino del abuelo , lo usaba para trabajar con la madera y guardaba sus herramientas,le fascinaba un tablero cual cuadro Cubista donde disponía  las maravillas con las que trozaba, pulía, engrillaba, cincelaba,utensilios increíbles que despertaban su codicia .
Mariposa de metal oscuro y madera fijada, un recordatorio de la movilidad perdida, no pocas veces la habían reprendido por ir a ese lugar, decían " es peligroso"  lo que ella manejaba muy mal era el temor pero aun así reincidía.
Recorriendo el galpón y tocando todos los resortes del asombro busca la entrada secreta a un castillo oculto y en ruinas, desciende por la escalinata , de la luz del dia a la noche de Las profundidades, ya no se detendrá , las riquezas y otro decorado que la transporta al mundo del alquimista. Como un juguete sin voluntad avanza a tientas, una rendija mínima y saga'z pemite que vea los tesoros ocultos bajo los influjos de la sugestión, por la magia del reflejo del haz de luz contra un espejo se encuentra con dos ojos brillosos que la miran, según cree con reprobación, un pájaro  embalsamado. El miedo no apaga su fijación al saber , como una sed profunda que no se debilita, es su propia camara de los horrores, por un instante permanece inmóvil e inquieta, la determinación que la alienta no sufre desmedro y se repone al temor, sabe que si la descubren su destino es incierto pero avanza hacia un rincón donde logra ver y luego tocar los objetos inquietantes, debe al menos  rescatar algo del viaje a las entrañas  de la oscuridad.
No sabe que busca, de tanta rutina a la luz del sol aquel mundo subterráneo la enfrenta con lo desconocido, un laberinto que trastorna lo imaginario. Ignoraba la manía de coleccionar de los adultos, el común denominador era la ocultación de aquel mundo privado, en este laberinto apasionado descubría un abuelo- caballero de la alquimia.
Sentía que de haberse perdido aquel espectáculo su vida no habría tenido sentido y el mundo dentro del mundo nunca se le hubiera revelado.
A ella le había tocado balancearse entre la realidad y mirar lo que no se podia para poder decir lo que No debía., dar el salto mortal , caería muchas veces sin poder nombrar un culpable.
Aprender que el amor al saber es un arte inverosímil,  que es preciso encerrarlo a modo de relicario y portarlo .

Hoy en la playa recostada mirando el cielo vi pasar una avioneta pequeña que llevaba una larga banda que anunciaba un evento para esa noche. Me acorde de golpe de una anécdota que contara una amiga de mi hija, hablaba de su abuelo que siempre había vivido en el mismo pueblo y que era conoció por todos por sus excéntricas acciones, que habían pasado a ser patrimonio del acervo cultural de la zona y eran relatadas en las reuniones familiares para regocijo de todos. En algu'n  momento el señor había puesto en venta su avioneta, parada en un hangar exhibía un gran cartel y convocaba  curiosos e interesados. En una de esas oportunidades llegaron al pueblo unos hombres y se mostraron interesados en el aparato, luego de presentaciones y un café de rigor intuyo que le preguntaron si seria posible probarlo, ya que lucia en muy buen estado pero desde su quietud nada decía de su funcionamiento. El hombre acepto el pedido y puso en marcha la avioneta , los hombres se subieron a ella saludando al dueño quien por ultima vez vería su ave voladora aleja'ndose suavemente.
 Imagino que el avión visto en la playa podría ser aquel ,que aburrido de habitar en un hangar en la soledad de un campo se fugo con hombres mas dispuestos a la aventura.
C.M.. 2014


Dicen que mi hermano cayo perdido , el recuerdo de esa frase me parte en dos , una se fue con el y la otra intenta quedarse un rato mas.
Nadie de nosotros, los que lo amábamos lo vimos, seguro una ambulancia blanca llevo su cuerpo por las calles blancas dormidas de la ciudad.
Puedo imaginar  la sorpresa de sus ojos , el temor solapado en ellos, luego se calmaron y sonrieron sin temor .
Mi hermano no se salvo, cayo y en lugar quedo su sangre derramada, no creció una flor, ni tan siquiera gramilla.
Yo no estaba allí para acompañarlo , me había ido lejos a vivir, esa noche me dieron calmantes que no calmaron nada.
Pero al otro dia me encontré con el y le mostré la foto nuestra , el era pequeño y yo ya era grande, el me seguía a todas partes y a mi me gustaba ese ángel  de la guarda.
No miento  cuando digo que el persiste en estar a mi lado , yo le hago aviónes de papel y los dos nos vamos a volar .
C.M. 2014